Daribel de la
Rosa
Santo Domingo
La infección de bacterias
del cólera continúa provocando estragos en República Dominicana.
Durante toda esta
semana, en el sector de Los Mameyes, de Santo Domingo Este, se han reportado 38 casos de cólera en las clínicas integrales
de la Zona Oriental.
También en el
hospital del Plan Social han llegado casos de esta enfermedad con pacientes
aquejados de diarreas y vómitos que les provoca deshidratación severa y en el peor de los casos, la muerte.
Desde el lunes
hasta miércoles de esta semana, en el sector se reportó la muerte de dos niños
por sospecha de esta enfermedad, así como dos adultos confirmados que fueron
por causa de cólera que murieron.
Los médicos y
enfermeras de esa zona afirman que nunca habían tenido tantos pacientes con
esta afección y con niveles tan graves
como deshidratación crónica.
Mientras que los residentes
de esta barriada están alarmados y temen por la vida de sus niños, puesto que éstos
son más vulnerables a esta enfermedad,
la cual puede ser provocada por ingerir agua contaminada.
La señora Ana de la Rosa tiene cuatro días con su
niña ingresada en el hospital Plan Social del referido sector.
“Le di de esa agua
que compré en el camioncito que pasa todos los días por mi casa y en la noche la
niña comenzó a vomitar y a tener diarreas. Al otro día fue que la pude traer al
hospital. No quiero que mi muchachita muera por esa enfermedad”, expresó.
Mientras que las autoridades competentes
piden a la población tener más cuidado al ingerir alimentos, lavarlos bien, no
tomar agua directamente de las llaves y
tratar de hervir el preciado líquido antes de consumirlo.
En tanto, el
síndico de ese municipio, Juan de los Santos, está realizando una campaña contra
la epidemia, distribuyendo volantes en las calles con instrucciones de cómo
prevenir el cólera.
Por otra parte el ministro de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, Bautista Rojas Gómez, llamó a
los ayuntamientos para que tengan
presente la necesidad de mantener
limpios los municipios, porque la gran cantidad de desperdicios sólidos que se
observan en las calles constituyen focos de contaminación para la propagación
del cólera.
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